Datos personales

Mi foto
some fairs and the new trends have globalized the region using a wrong concept of the contemporary Latin American art.

martes, 20 de abril de 2010

Buenos Aires Magazine 2007

Buenos Aires Magazine
(87)
ARTE TEXTOS: María ClausoFOTOS: Alejandro Peral

VIAJE INTROSPECTIVO

SEBASTIÁN MASEGOSA TIENEMUCHO PARA DAR.
SU PINTURA INVITA AL OBSERVADOR A PERDERSE ENTRE SENTIMIENTOS MUY PROFUNDOS.
HOY SU ARTE ES NETAMENTE ABSTRACTO.

PESE A SU CORTA EDAD, 32 AÑOS, LLEVA MUCHOS AÑOS TRABAJANDO COMO
ARTISTA PLÁSTICO.
Sebastián disfruta enormemente su presente porque puede dedicarse a
crear sin presiones externas. Resguardado y sereno, este artista no busca,
encuentra.
Nació en una familia de artistas. Su madre es concertista de piano y sus
hermanos, músicos. Creció en San Isidro, cerca del río. Le gusta andar
en bicicleta y perderse entre la gente, tocar el piano y ver buen cine.
En el aspecto plástico, no se ata a modas ni a tendencias. Se siente feliz
cuando entra en diálogo íntimo con su obra y se deja llevar. Pinta gran-
des telas con diversos materiales y continuamente experimenta nuevas
técnicas. Con un buen disco, sus espátulas y sus pinceles puede pasar
horas abstraído en sus manchas de colores.
Un enorme galpón en donde funcionaba una herrería se convirtió en su
actual taller.
Pintar no fue una decisión, sino un camino de placer extremo que
comenzó a transitar desde muy chico. Expresarse en la tela o el papel se
convirtió en una necesidad interior.

A pesar de ser un artista abstracto, Masegosa nunca abandonó el dibu-
jo, ni lo piensa dejar. Aunque se considera autodidacta, durante años
asistió a talleres para forjar su formación y piensa seguir haciéndolo.
Sebastián confiesa que su exitoso presente le hace sentir mucho vértigo,
pero agradece casi a diario, poder vivir de lo que más le gusta hacer. Su
espíritu de artista muchas veces lo lleva a ver el lado incompleto de las
cosas; por eso quizás siempre necesita más.
¿Por qué de chico no usabas colores?
A mí me gustaba dibujar y cuando había que usar color, hacía todo en
blanco y negro. Los profesores me retaban y llamaban a mi madre para
hablar sobre mi desobediencia, hasta que una profesora con una visión
más abierta, me sacó la presión de pintar; ella argumentaba que yo esta-
ba muy seriamente enfocado en el dibujo, probando, experimentando e
incorporando técnica, y que el uso del color llegaría naturalmente, como
parte de mi proceso plástico.
Y ahí comenzaste a usar el color…
Empecé a usar colores en dibujos y después a pintar, tendría doce años.
Lo hice porque mi hermano asistía a un taller y me gustó entrar en con-
tacto con el material. Mis primeros cuadros fueron bocetos de manos.
Me gustaba mucho la figura humana.
Empezaste siendo figurativo, ¿cómo se fueron perdiendo las formas?
Copiar dejó de atraerme. Me fue interesando más lo inconsciente y fui
descubriendo, poco a poco, la libertad de la abstracción.
Y ahí es cuando los fondos empiezan a tomar importancia…
Sí, fueron ganando protagonismo a medida que fui rompiendo la línea.
Siempre tuve atracción por las grandes metrópolis y cambié la figura
humana por el urbanismo. Hacía costas de Manhattan, puentes y mega
estructuras que se acercaban a abstracciones geométricas. Ya era imposi-
ble ignorar los fondos, cosa que sí podía hacer cuando sólo dibujaba.
¿Qué refleja tu obra?
Es algo muy subjetivo. Depende mucho del ojo de cada observador.
Frente al mismo cuadro suele haber miradas muy diferentes.
¿Las series que ya hiciste nutren de ideas a la que están por venir?
Casi siempre lo nuevo está apoyado en mis experiencias anteriores.
Cuando trabajo en serie es porque encontré un terreno fértil donde dia-
logar plásticamente con la materia. En algún momento eso se agota, y
entonces necesito algo nuevo para seguir adelante. Me gusta sentir que
la obra habla por sí misma, que tiene vida propia y que me muestra por
dónde seguir sin haberlo determinado yo.
¿Y tiene vida propia?
¡Seguro que sí!, ¿o acaso al escritor de novelas sus personajes no le van
contado muchas veces lo que van a hacer o dejar de hacer? Yo juego
mucho a darle rienda suelta a la libertad expresiva, sin condicionamien-
tos, pisoteando los miedos, tanto plásticos como psicológicos, hasta que
la obra me diga: “¡no me toques más!”
¿Es catártico tu trabajo?
La mayoría de las veces, sí. Aunque también voy depurando y modifi-
cando lo que mi ojo me indica. Tal vez, esa sea la parte más mental. Pero
me encanta ir por lugares en los que no sé a dónde voy a llegar. Por eso
digo que no busco, encuentro.
¿Por qué el nombre de tu serie “Conjunciones ambiguas”?
Sentí que la obra me mostraba eso; eran juegos de opuestos, planos
superficiales y profundidades, claros y oscuros, caos y silencios, que
jugaban entre ellos.
¿Por que elegiste “Hora cero” para titular tu última serie?
Por un lado, porque pinté durante dos meses escuchando adictivamen-
te a Piazzola, y uno de mis temas favoritos es “Buenos Aires, hora cero”.
Por otro lado, incorporé el círculo –la figura geométrica que más evoca
al cero– y el semicírculo por primera vez a mi obra. Además, para mí
“Hora Cero” implica algo así como capítulo nuevo, y en esta serie estoy
estrenando un elemento plástico con mucho para indagar, la textura.
¿Necesitás la música para pintar?
Sí, definitivamente. Estimular el oído con música me ayuda a abrirme.
Pero no escucho cualquier cosa, la elijo de acuerdo a mi estado de
ánimo, a mis ganas, a cómo me levanté, a cómo está el día… La músi-
ca me hace despegar, me transporta a otro plano menos terrenal, donde
me conecto más íntimamente con la creatividad.
¿Se asemeja tu mirada a la del espectador? ¿Sentís que ven lo mismo
que vos ante un cuadro tuyo?
Me gusta que lo que alguien ve en mis cuadros coincida con lo que sien-
to, porque me reflejo mucho en ellos. De todos los críticos que han opi-
nado sobre mi obra, me sentí más identificado con lo que escribió
Rodrigo Alonso. Me impresionó mucho tanta coincidencia. También me
gustó mucho lo que escribió Laura Batkis. Los dos son sensibles e inte-
ligentes, cosa que no siempre se da. Quienes conocen mi obra desde
hace tiempo están cada vez más en sintonía con lo que yo siento. Me
interesa que la gente se despoje de lo que ve cotidianamente, de prejui-
cios, preconceptos, pautas preestablecidas… y traté de encontrar en mis
trabajos cosas absolutamente nuevas.
¿Hay reticencia del público argentino hacia el arte abstracto?
Cada vez menos, ¡por suerte! Mucha gente va entendiendo que un
conjunto de manchas no necesariamente tiene que tener un significa-
do, que puede ser simplemente una sensación, ¡o varias a la vez! Para
que te llegue una música no necesitás saber con qué instrumentos
está interpretada.
¿Hay que tener el ego bien puesto para ser artista?
En cualquier actividad creativa es imposible que no haya ego. Según
cómo lo manejes, puede jugarte a favor o en contra.
¿Quién compra tu obra?
Particulares, coleccionistas locales y, cada vez más, del exterior. Me sor-
prendo, y obviamente me halaga, cuando un pintor adquiere una obra
mía. Me pasó varias veces. Pero más me sorprendió saber que en una
revista china apareció obra mía; el mes pasado, unos franceses que tie-
nen cuadros de primera época, prometieron hacerme llegar una nota
publicada en China donde aparecen mis cuadros. Sé fehacientemente
que hay cuadros míos en más de veinte países y me divierte saber que
ya hay en todos los continentes.
¿Te molesta cuando compran un cuadro únicamente para decorar
un espacio de la casa?
¡Para nada! Es lindo que alguien elija convivir con algo que vos hiciste
con pasión y poniendo lo mejor de vos. Sí me enoja que me pidan que
repita un cuadro y que no entiendan que no lo quiera hacer.
¿Cuándo dijiste “me voy a dedicar a esto”?
Cuando de adolescente me pasaba horas pintando y buscando dónde
plasmar colores. Lo tomé como algo íntimo y necesario, como enamo-
rarte, algo que uno no puede evitar.
¿Encontraste tu lugar?
Más que un lugar, encontré un camino. Estoy muy agradecido por poder
vivir del arte desde muy joven. Siempre digo que me siento un verdade-
ro privilegiado. Además, cada día se van abriendo más y más puertas…
¿Es verdad que la muestra del año pasado se pospuso varios meses
por falta de obras?
Sí, fue increíble, pero a medida que los cuadros iban llegando a la gale-
ría, se iban vendiendo y no podíamos juntar ni la mitad de los que nece-
sitábamos tener. Finalmente, decidimos inaugurar con varios vendidos.
El año anterior había pasado algo muy parecido.
¿Cómo viviste todo lo que pasó?
El año pasado fue muy intenso. No estoy acostumbrado a que la prensa
se fije en mí. Tuve mi primer catálogo importante, con opiniones de
prestigiosos críticos. Hice una mega muestra en Javier Baliña – Galería
de Arte que superó ampliamente mis expectativas. El éxito se vio refle-
jado en las ventas. ¡No quedó ni un solo cuadro! Además, coleccionistas
del exterior pusieron el foco en mi obra. Como verás, demasiadas cosas
para digerir en tan poco tiempo.
¿Te sentiste acosado?
Bastante, pero gracias a mi galerista, mis amigos y mi familia, me sentí
muy contenido y pude gozar de mi libertad para seguir creando.
Para vos, ¿qué es el arte?
¡Qué pregunta!....(Sebastián se toma su tiempo para responder). Es una
manifestación creativa que se percibe a través de los sentidos y tiene que
llegar al alma.
¿Y el dibujo?
El dibujo es la herramienta fundamental del arte pictórico. Creo que es
importante para desarrollar la capacidad de observación.
¿Qué sentís que hoy en día el arte debería rescatar?
Sin lugar a dudas el género humano, la belleza y la paz. Para que esto
suceda, la gente tendría que verse un poco más para adentro.
¿Por eso creés que se aprecia tanto tu pintura?
En parte sí. Pretendo que mi pintura invite al observador a hacer un viaje
introspectivo, olvidándose de la medición del tiempo, de las preocupa-
ciones cotidianas y de todo lo que no nos deja conectarnos con nuestro
fuero más íntimo. El mundo va a un ritmo vertiginoso. Vivimos en un
cambio constante al cual es difícil adaptarse. Intento no contaminarme,
aunque resulta casi imposible. Disfruto mucho cuando logro conectar-
me con alguien profundamente, algo así como entrar en una misma sin-
tonía espiritual. Tengo asumido que soy un romántico perdido.
¿Cuáles son tus próximos proyectos?
En 2007 tengo programadas dos muestras individuales. Una será en
Buenos Aires, cerca de mitad de año. La otra está por verse. Con mi gale-
rista estamos evaluando propuestas para mostrar la obra en el exterior.
¿En qué países planean exhibir tu pintura?
Estamos en tratativas con gente de Portugal, Chile, Brasil y Estados
Unidos. Pero por ahora, sólo conversaciones. Mi galerista quiere que me
relaje y me dedique a pintar. Dice que los pasos a dar saldrán solos, pero
si no hay cuadros qué mostrar…

Tres Amores:
Junto a la pintura, el cine y la música forman parte de Masegosa.
Amante de las artes,tiene un grupo de funk con amigos y estudió cine.
Él,lo cuenta en primera persona
“Hasta en un cuadro hay música”
La música es vital.Tengo un grupo,“Soul Driver”,hacemos funk.Es muy
familiar,toca mi hermano Gabriel,excelente músico,mi sobrino Tomás,
Dulio Fonda, un pintor amigo, y un baterista. Lo tomamos como un
hobby,de vez en cuando grabamos temas;para mí es muy importan-
te,hasta en un cuadro hay música.Tuvimos una época muy extroverti-
da,de tocar en lugares,pero ahora estamos más escondidos,exploran-
do por el lado de la ópera rock.
Estamos muy divertidos con esta
banda; un llamado y nos juntamos.
¡Y lo disfrutamos mucho!
“Intento volcar todo en la imagen”
He sido un entusiasta del cine.
Siempre me atrajo la imagen,tanto
fija como en movimiento. Haber
estudiado cine enriqueció mi pintu-
ra en muchos aspectos. No sólo es
imagen, también es sonido. Puede
hacerte reír,llorar,en fin,emocionar-
te,algo de lo que pretendo transmi-
tir con mi pintura.

No hay comentarios: